viernes, 27 de febrero de 2009

Liturgia Eucarística Romana (II).

Las oraciones ante las gradas.
A partir del siglo X se introduce el salmo 42 con sus versículos, el Confiteor y la oración “Aufer a nobis” que precede al beso del altar. Todos estos elementos acabaron formando un núcleo compacto, en la conciencia de que el sacrificio debía empezar con una súplica de perdón por los pecados, súplica que adquirió la forma de una verdadera confesión. Ya en los primeros documentos litúrgicos (Didaché, cap XIV) hablan de una confesión de los pecados al principio de las reuniones eucarísticas. En las ceremonias estacionales, el pontífice, en ceremonia manifiestamente penitencial, al llegar al altar se postraba ante él. Cuando en época carolingia, se empezaron a llenar con apologías (oraciones silenciosas del celebrante) todos los intervalos y acciones exteriores que el celebrante según la antigua liturgia romana permanecía pasivamente en silencio, la apología que aquí se introdujo era de compunción y arrepentimiento y muy parecida al Confiteor actual. A partir del siglo XI vemos en los misales la combinación de un verdadero acto penitencial unido al salmo 42 (Judica me). De estos dos elementos, el más importante fue sin duda el Confiteor. Signo de ello es que las liturgias monacales de cartujos, carmelitas y dominicos nunca asumieron el salmo 42 pero si el Confiteor. Si al fin la reforma de San Pío V impuso el salmo, fue por la antigua tradición del misal de la curia romana, y porque el salmo, una vez que su recitación se trasladó al presbiterio, resaltaba entre las demás oraciones preparatorias, dejándolo así más estrechamente unido al Confíteor. Su uso pasó a España ya en el siglo XI cuando el ordinario que se impuso para sustituir la liturgia mozárabe fue el misal de la curia romana, por eso al restaurarla el cardenal Cisneros en Toledo, penetró en la misa hispánica.
Al principio de las oraciones, como hoy en el inicio de la celebración eucarística en el Misal Romano de 1969 tras besar el altar, está la señal de la cruz acompañada de las palabras “In nomine Patris et Filii et Spiritus Sancti” tomadas del mandato de bautizar a todo el mundo. Esta fórmula nos recuerda el poder que nos ha sido concedido de participar en el sacrificio eucarístico. Hace pues, esta fórmula, de puente entre los dos sacramentos del bautismo y la eucaristía.
Introibo ad altare Dei (Me acercaré al altar de Dios…) y salmo 42: No nos debe extrañar que entre las diversas fórmulas que se podían rezar camino del altar o de pie ante él, como acabo cuajando, se impusiera el salmo 42. Si hay que escoger un salmo difícilmente podemos encontrar otro más apto. El salmo va trazando la evolución psicológica del que entra en la casa de Dios para orar o para ofrecer el sacrificio. El hombre pasa del modo de pensar del que sólo piensa en sí mismo y en sus necesidades a otro que, iluminado desde arriba, hace propósito de entrar en la casa de Dios a cumplir sus deberes religiosos. No es fácil, continuamente le llega el recuerdo de sus aflicciones, pero se sobrepone definitivamente para sólo atender al culto divino.
Y llega el Confíteor. Ya en el siglo XI la postura corporal con que se rezaba era la inclinación profunda con sus tres golpes de pecho al “mea culpa, mea culpa, mea máxima culpa” primero por el celebrante seguida de la oración Misereatur (El Señor tenga misericordia de ti…) recitada por los fieles y muy especialmente por el acólito y después por los fieles y seguida del Misereatur y del Indulgentiam pronunciado por el sacerdote (Que el Señor nos conceda la indulgencia, la absolución y la remisión de nuestros pecados….) Posteriormente y antes de subir las tres gradas del altar se rezan unos versículos desde el siglo XII que nos preparan al beso u ósculo del altar: Deus tu conversus, Ostende y Domine exaudi (Oh Dios, vuélvete hacia nosotros, muéstranos Señor, tu misericordia).
Aufer a nobis: es una fórmula antigua, completamente en silencio que pide Al Señor que aleje nuestras iniquidades para que con pura mente podamos entrar en el santuario. Posteriormente al besar el ara del altar, con las reliquias de los mártires que allí están depositadas se reza la plegaria “Oramus te Domine, per merita sanctorum tuorum quórum reliquiae hic sunt et ómnibus sanctis ut indulgere digneris omnia peccata mea” (Te pedimos Señor por el merito de tus santos cuyas reliquias están aquí y de todos los santos, te dignes perdonar mis pecados).
Este beso del altar, que es el primer gesto con el que comienza el Novus Ordo de Pablo VI, es una alegoría del saludo a Cristo del celebrante, que representa al pueblo, pero también el beso del altar, al estar allí las reliquias de los mártires, es un símbolo de Cristo, que por medio de quien lo representa (el sacerdote), saluda a su Iglesia. Hasta el final del siglo XII no se conocen más ósculos al altar que al principio y al final de la misa y en un sitio dentro del canon. Pero a partir del siglo XIII aparecen cada vez que el sacerdote se vuelve hacia el pueblo. Esto es señal de que prevaleció una significación por encima de la otra, a saber, la renovación de la unión con Cristo (el altar) antes de saludar al pueblo. Sin entrar en una u otra, hay que recordar que el sentido primitivo del ósculo es el de venerar el lugar sagrado del sacrificio. Al saludo del altar sigue, en las misas solemnes y cantadas, la incensación del altar, que la Iglesia adoptó cuando el significado pagano de adoración idolátrica dejó de ser peligroso y su simbolismo tan elocuente, de nubes de incienso que pausadamente se levantan de la tierra al cielo en signo de adoración, se impuso sobre los antiguos reparos. Además adquiere el incienso el simbolismo de la purificación y santificación. Ese significado se impone a partir del siglo X y se inciensan no sólo el altar, sino el evangeliario, los ministros y también el pueblo, ungiendo de homenaje y veneración los objetos sagrados y constituyéndose en portador de bendiciones para los hombres.
En el Novus Ordo del 69 aparece aquí el saludo al pueblo bajo diversas fórmulas con que se inicia la celebración, cuya base es el “Dominus vobiscum” (El Señor esté con vosotros) Es un saludo, lo mismo que el “Pax Vobis” (La Paz con vosotros) que dice en su lugar el Obispo y que encuentra su paralela desde el siglo IV en Oriente con el “Irina Pasin” (La Paz con vosotros): su fin es establecer contacto con la comunidad antes de establecer comunicación con ella, o para invitarles al acto penitencial o para anunciarles la Palabra de Dios o llegado el caso, invitarla a la oración.
En el modo extraordinario del rito romano (Misal de Juan XXIII 1962) ese saludo aparece por primera vez únicamente antes de la Colecta. (El primer “Dominus vobiscum” antes del “Aufer a nobis” tiene una significación muy distinta de la que tiene en el resto de la misa: la de pedir a los circunstantes que recen por él antes de subir al altar)
Próximo capítulo "Los Kyries"

miércoles, 25 de febrero de 2009

Meménto, homo, quia pulvis es, et in púlverem revertéris.

TIEMPO DE CUARESMA.
La Cuaresma es el más antiguo, el más rico y uno de los más interesantes de los tiempos litúrgicos.
El recuerdo que domina en él es el ayuno de nuestro Señor en el desierto durante cuarenta días. El carácter propio de esta época es la penitencia. Para comprender bien el carácter de la liturgia de Cuaresma hay que tener presente dos elementos que han desempeñado un importante papel en su formación.
Es el primero, que la Cuaresma era una preparación para el bautismo. En la antigüedad, el bautismo era conferido a los adultos en la noche de Pascua. Los catecúmenos se preparaban para tan solemne acto durante esos cuarenta días.
Además, la Cuaresma era la época en que los cristianos que se había hecho culpables de gravísimas faltas, eran sometidos a una severa penitencia. La Iglesia, con todo, no los abandonaba. Al empezar la Cuaresma, cubrían su cabeza con ceniza en señal de penitencia y de duelo. El rito que se celebra el Miércoles de Ceniza, y que se aplica ahora a todos los cristianos, es sólo un recuerdo de ella.
Para pasar santamente la Cuaresma, según la mente de la Iglesia, hemos de practicar cuatro cosas:
1) Guardar exactamente el ayuno y mortificarnos, no sólo en las cosas ilícitas y peligrosas, mas también en cuanto se pueda en las lícitas, como sería moderarse en las recreaciones.
2) Darnos a la oración y hacer limosnas y otras obras de cristiana piedad con el prójimo, más que de ordinario.
3) Oír la palabra de Dios, no ya por costumbre o curiosidad, sino con deseo de poner en práctica las verdades que se oyen.
4) Andar con solicitud en prepararnos a la confesión para hacer más meritorio el ayuno, y disponernos mejor a la Comunión pascual.
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Miércoles de Ceniza.
Meménto, homo, quia pulvis es, et in púlverem revertéris.
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Antes de la Misa conventual o parroquial se bendice la ceniza, sacada de los ramos benditos del año anterior. Los ministros del altar usan ornamentos morados, cual corresponde a ese rito penitencial. Tanto los textos como el canto que los acompaña son una exhortación a la compunción del corazón y a la penitencia y enmienda de la mala vida pasada. Asistamos con devoción y santa tristeza a esta ceremonia venerable que nos introduce en el ayuno de la sagrada Cuaresma, y al llegarnos el turno para recibir la ceniza bendita, inclinemos humildemente la cabeza, y acatemos con resignada sumisión la sentencia de muerte que, en nombre del Creador, nos dicta a cada uno hoy la Santa Iglesia.

lunes, 23 de febrero de 2009

¡Comulgad dignamente!

Recibir la santa comunión se ha convertido desgraciadamente para muchos católicos en un acto casi mecánico, de cuya trascendencia quizás no llegan a percatarse del todo. Los fieles se agolpan en filas que discurren de prisa porque la comunión ya no se distribuye en el modo pausado en el que se hacía antes (y se sigue haciendo cuando se celebra en el rito romano antiguo). Reciben la sagrada forma rápidamente y como de pasada (muchas veces en la mano), sin ningún gesto de adoración, y se vuelven a sus lugares en los bancos de la iglesia, donde apenas sí pueden dar gracias porque la misa finaliza en escasos instantes más. Pocos son los que se quedan para continuar unos momentos en coloquio con Jesús Sacramentado a quien se acaba de recibir y aún esos pocos no pueden detenerse mucho cuando el templo se cierra (lo que sucede con frecuencia). Sí, muchos comulgan, pero cabe la pregunta: ¿lo hacen bien?Antiguamente la comunión era algo extraordinario en el sentido en que no se practicaba sino raramente. El mandamiento de la Santa Madre Iglesia obliga sólo a la comunión pascual (que es anual), de modo que la mayoría de gente se contentaba con el cumplimiento del precepto. Pero ni siquiera la gente piadosa se atrevía a ir mucho más a recibir la Eucaristía y hasta se pedía la licencia al confesor o director espiritual para comulgar con una cierta frecuencia. En la mayor parte de las misas no se contemplaba la comunión de los fieles, hasta el punto que aquellas en las que éstos efectivamente comulgaban –normalmente las misas mayores- se conocían también como “misas de comunión”. Algunos estimaban mejor tomar la hostia consagrada fuera de la misa. También cabe recordar que los niños no eran admitidos a la primera comunión o comunión solemne sino en edad tardía. Mucho se insistía en que para comulgar había que tomar todas las precauciones para no profanar el sacramento y cometer con ello un sacrilegio, por lo cual se recomendaba acercarse al sagrado banquete cuanto menos mejor. Subyacía a esta manera de pensar un cierto jansenismo.
Hasta que todo esto empezó a cambiar radicalmente con san Pío X, a quien justamente se llamó “el Papa de la Eucaristía”. Este gran pontífice recomendó la comunión frecuente y rebajó la edad a la que se podía recibir a Jesús Hostia. Bastaba que el niño supiera distinguir el pan natural del pan eucarístico para poder comulgar y beneficiarse así de las innumerables gracias de las que, de otro modo, se vería privado. Hasta entonces se había estado alejando a las criaturas de Aquel que había dicho: “Dejad que los niños vengan a Mí”. Y esto era tanto más grave cuanto que muchas veces, esperando “el día más bello de la vida” se perdía la inocencia por el camino. San Pío X quiso dejar bien claro que, si bien había que tener suma reverencia a la Eucaristía, ésta no era un fin en sí mismo, sino un medio –divino y sublime ciertamente, pero medio– para nuestra santificación. Por lo tanto, había que recurrir a él desde la edad más tierna y a menudo, porque siempre estamos necesitados de mantener y aumentar la gracia. Un nuevo paso lo dio Pío XII al acortar a tres horas el tiempo de ayuno eucarístico, que tradicionalmente era desde la medianoche y que determinaba que muchas personas se abstuvieran de comulgar por no poder estar tantas horas sin comer algo. Pablo VI redujo aún más el tiempo de ayuno: a una hora. Más facilidades no podían darse para comulgar.Desgraciadamente, como se va de extremo a extremo, se fue introduciendo una mentalidad desacralizante respecto de la Eucaristía al socaire del desorden que siguió a la reforma litúrgica postconciliar y a pesar de que el papa Montini, que la promulgó, insistió en la reverencia debida al Santísimo Sacramento (léase su magnífica encíclica Mysterium fidei de 1965). Paso por paso, se fueron eliminando todos los elementos que indicaban el espíritu de adoración, como el arrinconamiento del sagrario y la supresión de la barandilla de la comunión y de los reclinatorios. Paralelamente, fueron introducidas novedades como la comunión de pie y en la mano y la distribución de la comunión por seglares o hasta el self service (el sacerdote dejaba el copón en el altar y cada quien tomaba la forma con sus propias manos). Ni qué decir tiene la de profanaciones a que estos usos dieron lugar. Ello por no hablar de las misas en las que se consagraba con materia ilícita y hasta inválida (galletas, bizcochos y obleas hechas de harina que no era de trigo; chicha, Coca Cola u otros refrescos que no eran del zumo de la vid). También se podría considerar un hecho apuntado por algún sacerdote: el que en la actualidad mucha gente comulga, pero pocos se confiesan, lo que lleva a la duda de si es que hoy se es más santo que antes o se están haciendo comuniones sacrílegas.El Santo Padre Benedicto XVI, siguiendo por el camino trazado por sus predecesores en cuanto a la Eucaristía, ha querido dar ejemplo y ha hecho establecer por su actual ceremoniario, monseñor Guido Marini, que en las capillas papales se distribuya la comunión a los fieles en la boca y de rodillas. Y no es el único signo de la recuperación del respeto a la Eucaristía que pretende el Papa. La centralidad de la cruz en el altar, considerado como calvario donde se consuma el Santo Sacrificio, devuelve a la Eucaristía este aspecto obnubilado u olvidado, que es, sin embargo, el que la hace posible bajo su otro aspecto como banquete. Si no hay sacrificio, no hay víctima; si no hay víctima sacrificial, no hay comida eucarística. Sólo el sacrificio incruento de la misa hace que Cristo inmolado se haga realmente presente con su Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, para ser adorado y consumido en la comunión. Así de sencillo.
La Iglesia siempre ha recomendado unas determinadas disposiciones para acercarse a la sagrada mesa: en cuanto al cuerpo y en cuanto al alma.
En cuanto al cuerpo se requiere:
a) observar el ayuno eucarístico (una hora como mínimo, aunque se recomienda mantener cuando se pueda la tradición antigua del ayuno desde medianoche),
b) modestia en los vestidos (hombres sobrios y con la cabeza descubierta y mujeres recatadas y, a ser posible, con la cabeza cubierta) y las actitudes (no ir como quien va de juerga, sino procediendo en silencio y sin atolondramientos, con las manos juntas contra el pecho) y
c) reverencia a la hostia consagrada (arrodillándose o, cuando no se pueda por enfermedad, debilidad u otro impedimento, haciendo un gesto de adoración).
En cuanto al alma se precisa:
a) estado de gracia (a ser posible, con confesión reciente),
b) pureza de intención (no comulgar por pura apariencia, por mera costumbre, por no desentonar o por cualquier motivo mundano) y
c) preparación conveniente (actos de fe, esperanza, caridad, contrición y deseo).
Después de comulgar se debería uno detener en dar gracias (si se puede cómodamente unos diez a quince minutos). Estos momentos de intimidad con Jesús Sacramentado son como vivir el cielo en la tierra y no se explica que se desperdicien tan a menudo mediante prisas o distracciones. Si se ha de comulgar para hacer después un desaire al Divino Huésped del alma, más vale abstenerse. Y esto vale especialmente para las comuniones de los Primeros Viernes de mes en honor del Sagrado Corazón de Jesús y de los Primeros Sábados de mes en honor del Inmaculado Corazón de María, a las que están ligadas tantas promesas de orden sobrenatural. También para las comuniones reparadoras. Al dar gracias, no olvidemos tampoco lucrar todas las indulgencias que podamos a favor de nuestros difuntos. Ellos esperan mucho de nuestra caridad y es en la comunión eucarística cuando podemos ejercerla de modo especial en su favor. También es el momento ideal para presentar a Nuestro Señor nuestras peticiones y aspiraciones, tanto a favor de nuestros seres queridos como para nuestro propio provecho. Pidamos y se nos dará, llamemos y se nos abrirá, busquemos y hallaremos. Jesús no nos falla nunca.
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Acto de fe
Creo, Jesús mío, en Vos y que estáis real y verdaderamente presente en el Santísimo Sacramento del Altar con vuestro Cuerpo, vuestra Sangre, vuestra Alma y vuestra Divinidad. Aumentad, Señor, mi fe y que os confiese delante de los hombres como a mi Dios y Señor.
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Acto de esperanza
Espero, Jesús mío, en vuestra misericordia y que al recibiros en la Santa Eucaristía me daréis vuestra gracia para perseverar como buen cristiano y así alcanzar la vida eterna. Haced, Señor, que no sea confundido.
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Acto de caridad
Os amo, Jesús mío, que sois todo mi Bien y os dignáis venir a mi alma en la Hostia consagrada para colmarla con vuestras mercedes. Quitad, Señor, de mí todo afecto que no se dirija hacia Vos y purificad mi intención al recibiros.
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Acto de contrición
Me arrepiento sinceramente, Jesús mío, de mis culpas, con las cuales os he ofendido y me he manchado miserablemente. Limpiad, Señor, el santuario de mi alma de toda reliquia de pecado para poder recibiros dignamente.
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Acto de deseo
Os deseo, Jesús mío, y voy a vuestro encuentro sediento de Vos, que sois la fuente que mana el agua viva que sacia el alma. Venid, Señor, y no tardéis más.
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A la corte celestial
Santísima Virgen María, Glorioso Patriarca San José, San Miguel Arcángel, Ángel de mi guarda, Santos Patronos y Protectores míos y todos los bienaventurados espíritus celestiales y santos de Dios, interceded por mí y acompañadme para hacer una santa y fructuosa comunión.
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domingo, 22 de febrero de 2009

Domingo de Quincuagésima.

Estación en San Pedro (Semidoble de 2ª clase - Ornamentos morados).

El Introito expresa los sentimientos de quien acude a Dios como a su protector y único refugio. Si queremos conocer la naturaleza del Cristianismo, leamos con detención la Epístola que hoy nos propone la Santa Iglesia. Es ella el más hermoso y autorizado elogio de la caridad, verdadera esencia de la religión de Cristo. ¡Con qué sentimiento lo manifiesta Jesús a sus Apóstoles en el Evangelio de este día!. Los fieles, amantes de Dios, debemos con la Iglesia repetir las palabras del ciego de Jericó: ¡Señor, que vea!. Esto se pide en el Ofertorio: que nos dé la luz, para conocer su santa ley; y, recordando el maná del cielo (Comunión), pide que nos fortalezca el nuevo alimento celestial que recibimos en la Comunión contra todos nuestros enemigos (Poscomunión).
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ORATIO
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Preces nostras, quæsumus, Dómine, cleménter exáudi: atque a peccatórum vínculis absolútos, ab omni nos adversitáte custódi. Per Dóminum.
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Escucha, te rogamos, Señor, nuestras súplicas según tu misericordia, y, libres de los lazos de nuestros pecados, presérvanos de toda adversidad. Por Nuestro Señor Jesucristo...

jueves, 19 de febrero de 2009

Liturgia Eucarística Romana.

De la página Germinans Germinabit nos atrevemos a tomar este interesante estudio referente a la Liturgia Romana que presentaremos a partir de hoy, el texto de Dom Gregori Maria dice así: "una larga serie de artículos en los que, a manera de síntesis teológica e histórica de la Liturgia Eucarística Romana, trataré de explicar todas y cada una de las partes esenciales de la Misa. Incluyo no sólo las particularidades del Misal Romano de 1969 que constituye hoy en día el modo ordinario de la celebración de la Misa si no también del Misal Romano de 1962 que tras la promulgación del Motu Proprio de Benedicto XVI “Summorum Pontificum”, es el texto litúrgico en vigor para la celebración de la Santa Misa en su modo extraordinario.
Espero satisfaga a cuantos, más allá de la curiosidad, buscáis un conocimiento más profundo y riguroso de la Liturgia católica.
Entre las oraciones privadas de preparación del celebrante, introducidas en el ordinario de la Misa por los francos, podemos distinguir tres grupos:
1º Preparación privada antes de la celebración ( algunos salmos como el 50, el 83,el 84 y 85 , el salmo 115 que se añadió en el siglo XI, y el 129 un siglo más tarde, más una hermosa oración de San Ambrosio dividida entre los siete días de la semana y llena de súplicas humildes.)
2º Fórmulas para revestirse los ornamentos (existía en la Edad Media una ilimitada variedad de fórmulas cortas para el momento de revestírselos: encontramos hermosísimas en los pontificales de Cambrai, Amiens y Moissac. Las que al final prevalecieron y que empezaron a editarse en los misales a partir de Trento hasta nuestros días se remontan a un periodo que va de los siglos IX a XI y proceden de esos tres pontificales francos mencionados.)
3º Oraciones camino del altar, que más tarde se convirtieron en la primera parte de las oraciones ante las gradas, hoy día eliminadas en el modo ordinario del Rito Romano pero mantenidas en el extraordinario.
De estos tres grupos quedaron como cosa privada los dos primeros, pasando el tercero a formar parte de la misa misma. Es por eso que empezaré a ocuparme de este último grupo.
Próximo capítulo "Las oraciones ante las gradas".

martes, 17 de febrero de 2009

Ad Deum qui laetíficat juventútem meam.

Siempre me admiró la forma como la Iglesia Católica se entrañaba en la vida de los pueblos y de las familias. Cómo sostenía sus costumbres, haciéndose carne de ellas, y cómo a la vez las santificaba. ¡Qué obra de arte, de armonía y de profundidad fue la civilización cristiana! Las plegarias cotidianas y los toques de oración señalaban las horas del día. Las fiestas y el año litúrgico marcaban los tiempos, las faenas y el descanso.
Cristianas eran las alegrías y cristianos los dolores del pueblo cristiano. Santo el nombre de cada humano, y su fiesta era de un santo. Un sacramento alumbraba la vida que nacía, otro, la plenitud gozosa del matrimonio; otro consolaba al que se iba de este mundo.
¿Qué fácil era al cura de pueblo, desde la dignidad de su sotana, mantener el respeto reverencial y ala vez el gesto amable y paternal! ¿Qué figura venerable la del párroco de nuestra juventud! Cómo acudían a él los niños a besarle la mano, pronunciando el "Ave María Purísima". Y a escuchar de sus labios siempre una palabra de padre. El era inequívocamente pastor, y a él acudían para consuelo y consejo las tribulaciones de la juventud y las pensa de la vejez. Y aquellas gentes tenían como la mayor honra de su vida ver a un hijo suyo sacerdote.
¡Qué grandeza la de los templos que nuestra fe levantó! En cualquiera de nuestra aldeas su templo parroquial vale más que todo el pueblo junto.
Y qué dignidad y belleza la del culto divino, aun con los medios más modestos. El latín, el canto gregoriano, la solemnidad de la misa "de Angelis", obras de una tradición milenaria. Y en el funeral por el que se nos fue, qué estremecimiento íntimo en el oficio de difuntos, en el "Dies irae", en el responso final... Las devociones sinceras de la Virgen del lugar, Las procesiones de santos, la romería anual... apostolado sencillo, religión entrañada y de verdad, que no hizo llegar pujante y consoladora la fe de nuestros mayores, la del mismo Cristo...
Pero llegó el post-concilio y con él, el "nuevo cura". Ya todo terminó. El sabe más que veinte siglos de catolicidad. En su inmenso portafolios lleva un nuevo culto, casi una nueva religión, que aprendió de maestros holandeses. Y un inmenso desprecio por la fe de aquel lugar.
Ya no vestirá sotana, vestirá como cualquiera, y con torpe desenvoltura tratará de hablar y de reír como los demás. Con él viene "la Iglesia de los pobres", pero él será el primer párroco con coche ("instrumento de trabajo" para no estar nunca en el pueblo). Para reconocer en él al cura es preciso apelar a nociones abstractas, porque lo que se ve es la antítesis, su negación misma.
¡Qué afrenta a la fe, que desprecio al pueblo fiel!. Ya no hay unción ni respeto, ni devoción, ni fervor. Solo ruidos, innovación, petulancia e impiedad. Ya los niños no acuden al paso del sacerdote. ¿A qué fin ?. Todo cuanto ha existido debe ser cambiado por "preconciliar". Ya no suenan las campanas del Angelus, ni el pueblo se reúne en la Misa Mayor. Fiestas y procesiones han sido alteradas o suprimidas sin el menor respeto; incluso el santoral ha cambiado. El culto divino se ha extenuado hasta su extremo. Ya no existe el latín, ni el gregoriano de la liturgia católica; toda la polifonía clásica ha sido estirada. Salmos con ritmo protestante y ritmos irreverentes han ocupado su lugar. Y la estridencia, la improvisación constante, el mal gusto. Altavoces por todas partes con su resonancia metálica, altavoces de feria en el templo, hasta en los entierros. (Sordo debe ser su Dios, o no los quiere escuchar). El silencio, el recogimiento, la oración personal, no tienen ya cabida en el templo.
Y como substancia de toda esta siniestra algarabía, la prédica "social". ¿Que todos la escuchen callados, y que nadie se arrodille al comulgar...! Violencia a las almas, violencia a las conciencias y a la sensibilidad... todo en nombre de la libertad y del "hombre moderno". Mientras tanto, las costumbres se corrompen en los pueblos, y la fe se pierde en las almas. ¿Quién enderezará ya todo esto, qué sembrara de nuevo la fe? ¡Daños, Señor, paciente y fortaleza para tantos males aguantar!
Extraído del blog "desde mi campanario"

domingo, 15 de febrero de 2009

Domingo de Sexagésima.

Estación en San Pablo (Doble de 2ª clase - Ornamentos morados).

La estación es de San Pablo. Junto a la tumba de este Apóstol debíamos recogernos y meditar: que, si queremos salvarnos, es necesario dejar de pecar y seguir a Cristo.
El Introito refleja las tristes circunstancias en que fué compuesta la Misa, cuando los longobardos arrasaban a sangre y fuego a Italia. También nosotros fuimos reducidos a miserable condición por el pecado; pidamos al Señor que tenga piedad de nosotros y nos libre de ese cautiverio.
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INTROITUS S. 43, 23-26. Exsúrge, quare obdórmis, Domine? exsúrge, et ne repéllas in finem: quare fáciem tuam avértis, oblivísceris tribulatiónem nostram? adhaesit in terra venter noster: exsúrge, Dómine, ádjuva nos, et libera nos.
(Ps. ibid., 2) Deus, áuribus nostris audívimus: patres nostri annuntiavérunt nobis. V. Glória.
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Introito. Levantaos, oh Señor, ¿por qué hacéis como que dormís? Levantaos, y no nos desechéis para siempre. ¿Cómo es que retiráis de nosotros vuestro rostro, y os olvidáis de nuestra tribulación? Estamos pegados con nuestro pecho está abatido hasta el polvo. Levantaos, oh Señor, socorrednos y libradnos.
Ps. Oh Dios, por nuestros oídos hemos oído; nuestros padres nos han contado tus maravillas. Gloria al Padre... Levantaos, oh Señor...

jueves, 12 de febrero de 2009

Trágica muerte de tres seminaristas de la FSSPX.


Tenemos el profundo pesar de informarles de la muerte accidental, que se produjo durante una caminata en la montaña, ayer 11 de febrero, tres miembros de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X, los abades Després Jean-Baptiste, Raymond Guérin y Mickaël Sabak. Los tres estudiantes de tercer año en el seminario de la Econe.

La información original, en francés, firmada por Abbé Régis de CACQUERAY pueden leerla aquí.
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Jean-Baptiste Després, Raymond Guérin et Mickaël Sabak
Requiescant in pace

miércoles, 11 de febrero de 2009

Aparición de la Inmaculada.

La Santísima Vírgen se apareció en Lourdes dieciocho veces, desde el día 11 de febrero al 16 de julio de 1858, a una sencilla joven llamada Bernarda Soubirous. Las principales palabras de la Vírgen en sus apariciones, fueron éstas: ¡Penitencia! ¡Penitencia!. Quiero que se levante aquí una iglesia. Soy la Inmaculada Concepción.


ORACIÓN
Oh Dios, que por la Inmaculada Concepción de la Virgen, habéis preparado un digno santuario a vuestro Hijo, concedednos os suplicamos, que, celebrando la Aparición de María Santísima, obtengamos la salud del alma y del cuerpo. Por J. C. N. S. Amén.

martes, 10 de febrero de 2009

Valor Litúrgico del Misal.

El Misal Romano, considerado como fuente de liturgia, nos ofrece en cada una de las Misas de las grandes solemnidades aquellas perícopes procedentes de los libros sagrados, tanto en la Epístola, Evangelio, como en las restantes partes, que pueden considerarse como clásicas para la demostración y explicación de los misterios que en ella se celebran. En sus Colectas nos muestra las gracias que debemos pedir al Señor, y en sus oraciones Secretas y Poscomuniones nos propone las relaciones de la misma festividad con la Eucaristía, centro de la vida de la Iglesia y de todo el cristianismo.
El Misal Romano nos presenta un compendio de toda nuestra sacrosanta religión. No existe ninguna de sus verdades que no nos la recuerde; no hay dogma espiritual o temporal que no la podamos pedir sirviéndonos de sus oraciones y plegarias.
Después de esto, no nos queda más que significar nuestro ardiente deseo de que sea cada vez más crecido el número de las almas que, mediante la digna, atenta y devota asistencia al santo sacrificio de la Misa, vivan animadas del verdadero espíritu cristiano, cuya fuente primera e indispensable se halla en la sagrada liturgia, según la palabra del inmortal Papa Pío X, de santa e imperecedera memoria.

Alfonso Mª. Gubianas, O.S.B.
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Se puede obtener un Misalito para seguir la Misa Tridentina en este enlace.

lunes, 9 de febrero de 2009

La diferencia entre los medios de prensa y la entrevista original.

Extraído del blog La Buhardilla de Jerónimo, quienes traducen la entrevista realizada por el periódico alemán Spiegel a Monseñor Richard Williamson, nótese lo distinto entre lo publicado por la prensa internacional y lo que declaró el Obispo.
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El Vaticano le ha pedido retirar su negación del Holocausto y lo ha amenazado con no permitirle reanudar sus actividades como obispo. ¿Cómo reaccionará?
A lo largo de mi vida, siempre he buscado la verdad. Por este motivo, me he convertido al catolicismo y me hice sacerdote. Ahora solo puedo decir algo, la verdad de la que estoy convencido. Ya que hay muchas personas honestas e inteligentes que lo ven de distinta manera, yo debo examinar nuevamente las pruebas históricas. Dije lo mismo en mi entrevista con la televisión sueca: se trata de pruebas históricas, no de emociones. Y si yo encuentro estas pruebas, me corregiré. Pero esto llevará tiempo.
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¿Cómo puede un católico instruido negar el Holocausto?
Me he ocupado del tema en los años ’80. Leí, entonces, una variedad de artículos sobre la materia. En la entrevista he citado el informe Leuchter, que me parecía atendible. Ahora me dicen que ha sido refutado científicamente. Ahora pienso investigarlo.
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¿Podría ir personalmente a Auschwitz?
No, no viajaré a Auschwitz. He ordenado el libro de Jean-Claude Pressac. Se llama “Auschwitz: Technique and Operation of the Gas Chambers”. Una impresión me está siendo enviada y voy a leerlo y estudiarlo.
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La Sociedad de San Pío X le ha fijado un ultimátum para fin de febrero. ¿Es posible una ruptura con ellos?
En el antiguo testamento, el profeta Jonás dice a los marineros, cuando el barco está en peligro: “Tómenme y arrójenme al mar, y el mar se les calmará; porque yo sé que es a causa de mí que ha sobrevenido esta gran tempestad”.
La Sociedad tiene una misión religiosa, que está sufriendo por mi causa. Yo examinaré ahora las pruebas históricas. Si no me parecen convincentes, haré todo lo que esté a mi alcance para asegurar que no haya más daños a la Iglesia y a la Sociedad.
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¿Qué significa para usted el levantamiento de las excomuniones?
Nosotros solo queremos ser católicos, nada más. No hemos desarrollado nuestras propias enseñanzas sino que nos hemos limitado a preservar aquello que la Iglesia siempre ha enseñado y practicado. Y en los años ’60 y ’70, cuando todo se ha cambiado en nombre del Concilio, fue de pronto un escándalo. Como resultado, fuimos forzados a los márgenes de la Iglesia, y ahora que las Iglesias vacías y un clero envejecido dejan claro que estos cambios fueron un fracaso, estamos retornando al centro. Para nosotros, los conservadores, esto es así: si esperamos lo suficiente, queda probado que estamos en lo correcto.
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El Concilio Vaticano II cuenta como uno de los más grandes logros de la Iglesia Católica. ¿Por qué no lo reconocen completamente?
Es absolutamente poco claro lo que se supone que reconozcamos. Un documento importante se llama “Gaudium et Spes”, o Gozo y Esperanza. En él los que lo han escrito hablan con gran entusiasmo acerca de la capacidad que tiene el turismo masivo para unir a la gente.
Pero difícilmente pueda uno esperar que una sociedad conservadora adopte los viajes organizados. Habla de miedos y de penurias. Y luego se menciona una Guerra nuclear entre las superpotencias. Verá, mucho de esto ya está anticuado. Estos documentos del Concilio son siempre ambiguos. Debido a que nadie supo exactamente lo que se suponía que esto significaba, todos comenzaron a hacer según lo que deseaban, poco después del Concilio. Esto ha resultado en este caos teológico que tenemos hoy. ¿Qué se supone que reconozcamos, la ambigüedad o el caos?
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¿Es realmente consciente de que está dividiendo a la Iglesia con sus visiones extremas?
Sólo la violación de los dogmas, es decir, de los principios infalibles, destruye la fe. El Concilio Vaticano II declaró que no proclamaría ningún nuevo dogma. Hoy, los obispos liberales actúan como si existiese un tipo de super-dogma que todo lo abarca, y lo usan como justificación para una dictadura del relativismo. Esto contradice los textos del Concilio.
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Su posición acerca del judaísmo es consistentemente antisemita.
San Pablo lo puso de esta forma: Los judíos son amados en consideración a nuestro Padre, pero son nuestros enemigos en consideración al Evangelio.
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¿Intenta seriamente usar la tradición católica y la Biblia para justificar su antisemitismo?
El antisemitismo significa hoy muchas cosas, por ejemplo, cuando uno critica las acciones israelíes en la Franja de Gaza. La Iglesia siempre ha entendido la definición de antisemitismo como el rechazo a los judíos por sus raíces judías. Esto es condenado por la Iglesia. Incidentalmente, esto es evidente en una religión cuyos fundadores y todos los individuos importantes en su temprana historia eran judíos. Pero también era claro, debido al gran número de cristianos judíos en la temprana cristiandad, que todos los hombres necesitan a Cristo para su salvación – todos los hombres, incluyendo a los judíos.
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El Papa viajará pronto a Israel, donde planea visitar el Memorial del Holocausto. ¿También se opone a esto?
Hacer una peregrinación a Tierra Santa es un gran gozo para los cristianos. Le deseo al Santo Padre todo lo mejor en su viaje. Lo que me preocupa acerca de Yad Vashem es que el Papa Pío XII es atacado allí, aunque ninguno salvó a más judíos que él durante el período nazi. Por ejemplo, el hizo confeccionar certificados bautismales para los judíos perseguidos para protegerlos contra el arresto. Estos hechos fueron distorsionados para significar exactamente lo opuesto. Por otra parte, espero que el Papa también tendrá el ojo y el corazón puestos en las mujeres y los niños que fueron heridos en la Franja de Gaza, y que hablará en apoyo de la población cristiana de Belén, que está ahora entre paredes.
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Sus declaraciones han causado gran herida e indignación en el mundo judío. ¿Por qué no pide perdón?
Si me doy cuenta de que he cometido un error, pediré perdón. Pido a todo ser humano que me crea cuando digo que no dije deliberadamente nada falso. Estaba convencido de que mis comentarios eran acertados, basado en mi investigación en los ‘80. Ahora debo revisar todo nuevamente, y mirar la evidencia.
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¿Reconoce al menos los derechos humanos universales?
Cuando los derechos humanos fueron declarados en Francia, cientos de miles fueron asesinados en toda Francia. Donde los derechos humanos son considerados un orden objetivo para que el estado implemente, hay constantemente políticas anti-cristianas. Cuando se trata de preservar la libertad de conciencia individual frente al estado democrático, entonces los derechos humanos juegan una función importante. El individuo necesita estos derechos contra un país que se comporta como un Leviatán. Pero el concepto cristiano de estado es diferente, de manera que las teorías cristianas de los derechos humanos enfatizan que la libertad no es un fin en sí misma. El punto no es libertad de algo, sino libertad para algo. Para el bien.
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Sus declaraciones y el levantamiento de su excomunión han provocado protestas en todo el mundo. ¿Puede comprender esto?
Una simple entrevista en la televisión sueca ha dominado las noticias durante semanas en Alemania. Si, eso sí me sorprende. ¿Sucede así con todas las violaciones de la ley en Alemania? Difícilmente. No, soy sólo un instrumento aquí, de manera que pueda tomarse acción contra la SSPX y contra el Papa. Aparentemente, el catolicismo de izquierda de Alemania aún no ha perdonado que Ratzinger se haya convertido en Papa.

domingo, 8 de febrero de 2009

Domingo de Septuagésima.

Continuación del Santo Evangelio según San Mateo (20, 1-16).

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: semejante es el reino de los cielos a un hombre, padre de familias, que salió muy de mañana a ajustar trabajadores para su viña. Y habiendo convenido con los trabajadores en un denario por día, los envió a su viña. Y saliendo a eso de la hora de tercia, vio otros en la plaza que estaban ociosos, y les dijo: Id también vosotros a mi viña, y os daré el salario justo. Y ellos fueron. Volvió a salir a eso de la hora de sexta y de nona, e hizo lo mismo. Salió por fin a eso de la hora de vísperas, y vio a otros que estaban allí, y les dijo: ¿Qué hacéis aquí, todo el día ociosos? Y ellos le respondieron: Porque ninguno nos ha contratado. díceles: Id también vosotros a mi viña. Y al llegar la noche, dijo el dueño de la viña a su mayordomo: Llama a los trabajadores, y págales su jornal, comenzando desde los últimos hasta los primeros. Cuando vinieron los que habían ido a eso de la hora de vísperas, recibieron cada cual un denario. Y cuando llegaron los primeros, creyeron que recibirían más; pero no recibió sino un denario cada uno: Y al recibirlo murmuraban contra el padre de familias, diciendo: Estos últimos sólo han trabajado una hora, y los haz igualado con nosotros, que hemos soportado el peso del día y del calor. Mas él respondió a uno de ellos, y le dijo: Amigo, no te hago ningún agravio: ¿no conviniste conmigo en un denario? Toma lo que es tuyo, y vete: pues yo quiero dar a este último tanto como a ti. ¿O es que no puedo yo hacer de lo mío lo que quiero? ¿Acaso tu ojo es malo, porque yo soy bueno? Así que los últimos serán los primeros, y los primeros, los últimos. Porque muchos son los llamados, mas pocos los escogidos.

viernes, 6 de febrero de 2009

Tutorial sobre la Sancta Missa en su Forma Extraordinaria.


Un completísimo Tutorial sobre la Sancta Missa en su Forma Extraordinaria (latino - inglés), por favor link sobre la imagen.

jueves, 5 de febrero de 2009

Oraciones por el Santo Padre Benedicto XVI

Del blog Sacristán Serrano extraemos de la Cruzada de Oraciones por el Santo Padre Benedicto XVI, lo siguiente:
"c) a todos:
Si es posible, recitar públicamente (o al menos en privado) los Salmos Penitenciales y las Letanías de los Santos en reparación por los ataques de los que es objeto el papa Benedicto XVI y la Santa Madre Iglesia".
Costumbrario Tradicional Católico nos regala las Preces en Latín para unirnos en esta Cruzada.
ORATIO PRO SVMMO PONTIFICE

V. Oremus pro Pontifice nostro Benedicto.
R. Dominus conservet eum, et vivificet eum, et beatum faciat eum in terra, et non tradat eum in animam inimicorum eius.
(Pater, Ave, Gloria Patri)
V. Tu es Petrus.
R. Et super hanc petra aedificabo Ecclesiam meamOremus. Deus, omnium fidelium pastor et rector, famulum tuum Benedicto, quem pastorem Ecclesiae tuae praeesse voluisti, propitius respice: da ei, quaesumus, verbo et exemplo, quibus praeest, proficere: ut ad vitam, una cum grege sibi credito, perveniat sempiternam. Per Christum, Dominum nostrum. R. Amen.

miércoles, 4 de febrero de 2009

La Sancta Missa.

En el Calvario, Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, al precio de su Sangre (lo que es la prueba de su amor), libró al género humano de la esclavitud del pecado y lo reconcilió con Dios. Según enseñanza infalible de Nuestra Madre la Santa Iglesia Católica, la Santa Misa es la renovación del Sacrificio de la Cruz. Por ello, la Santa Misa, en la cual Nuestro Señor se vuelve a inmolar --sólo que ya de forma incruenta--, real y substancialmente en Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, por todos nosotros, posee un infinito, y es más agradable a Dios que lo que le pueden agraviar nuestros pecados.La Santa Misa es pues, el centro de la Religión católica, alma de la devoción, vida de la piedad, misterio inefable que encierra el abismo de la caridad divina, por el cual, Dios, uniéndose realmente a nosotros, nos comunica con magnificencia sus gracias y favores. La Santa Misa tiene, por todo ello, junto con la oración, una indecible fuerza, de modo que por este medio abunda el alma de celestiales favores. Procura, pues, con toda diligencia oír todos los días Misa para ofrecer con el sacerdote el sacrificio de tu Redentor a Dios, su Padre, por ti y por toda la Iglesia. En ella están presentes legiones de ángeles, para venerar este santo misterio; y así, estando nosotros con ellos y con la misma intención, recibiremos las gracias que nos son necesarias para nuestra salvación. En la Santa Misa, acción divina, se unen a nuestro Señor los corazones de la Iglesia triunfante y los de la Iglesia militante, para prendar con Él, en Él y por Él el corazón de Dios Padre, y apoderarse de toda su misericordia. ¡Nada hay en la Tierra más vital ni trascendental que la Santa Misa!¡Descúbrela!¡Apréndela!¡Óyela!¡Rézala!.

Ver aqui lo siguiente:

Textos Legales.
Ornamentos.
Partes y Significado.
Frutos.