Basado en una nota de Fides et Ratio, blog español de don Isaac García Expósito, y llevado a nuestra realidad.
El Papa Benedicto XVI quiso con el Motu Proprio Summorum Pontificum restablecer en toda su plenitud el Misal del Beato Juan XXIII, como forma extraordinaria de la Liturgia de la Iglesia.
El Santo Padre hace una reflexión muy atinada en la carta que dirige a los Obispos y que acompaña al Motu Proprio Summorum Pontificum en la que dice lo siguiente:
"Enseguida después del Concilio Vaticano II se podía suponer que la petición del uso del Misal de 1962 se limitaría a la generación más anciana que había crecido con él, pero desde entonces se ha visto claramente que también personas jóvenes descubren esta forma litúrgica, se sienten atraídos por ella y encuentran en la misma una forma, particularmente adecuada para ellos, de encuentro con el Misterio de la Santísima Eucaristía".
Muchos que no tuvimos la suerte de conocer el usus antiquior, gracias al Santo Padre hemos podido encontrar en esta forma litúrgica una manera muy especial de encontrarnos con el Señor.
Quizás esto explique que, como en el caso de Viña del Mar y probablemente en otra parte de Chile, precisamente a donde me quiero referir, a pesar de lo que se pueda pensar, la mayoría de las personas que asistimos a esta Misa, sea gente joven.
Sin embargo las dificultades son muchas, empezando por la renuencia de los sacerdotes a celebrar la Santa Misa según los libros litúrgicos del Beato Juan XXIII, con lo que los fieles nos vemos en dificultades. En Viña, hasta donde se, hay sólo un sacerdote, ¡siendo lo grande que es la diócesis de Valparaíso!, que puede atender con regularidad la Misa Tradicional de los domingos. En el momento que este sacerdote falla, porque tiene que atender su Parroquia, los fieles nos quedamos sin la Misa, a Dios gracias esto aún no ha pasado. Necesitamos contar con más sacerdotes que se animen atender a los fieles, la Misa fructificaría en otros sitios, como ya se ha demostrado.
Los Obispos tienen que hacer, algo más. No es lógico que a teólgos que vienen con sus impiedades y herejías se les abra las puertas de la Iglesia, y por el contrario se le pongan impedimentos a lo que es católico cien por cien.
¿Es justo que a Pagola se le reciba en loor de multitudes, (España) mientras que no se designa a un sacerdote para que atienda a los fieles que siguen la forma extraordinaria de la Iglesia? Y no me vale la escusa del número porque no son/somos cuatro pelagatos. No sabemos si se podrá celebrar el Triduo Pascual, el Padre aún no nos comunica.
Por eso, aunque se haya promulgado el Motu Proprio materialmente encuentra muchas dificultades por su aplicación. Por fas o por nefas, lo cierto y verdad es que no se atiende a los fieles tal como es la voluntad del Santo Padre.
La oposición que no hubo en España (probablemente en Chile pasó lo mismo) para la implantación del Misal de Pablo VI, la encontramos hoy veladamente, contra Benedicto XVI.
Introíbo ad altáre DeiAd Deum, qui laetíficat juventútem meam
El Santo Padre hace una reflexión muy atinada en la carta que dirige a los Obispos y que acompaña al Motu Proprio Summorum Pontificum en la que dice lo siguiente:
"Enseguida después del Concilio Vaticano II se podía suponer que la petición del uso del Misal de 1962 se limitaría a la generación más anciana que había crecido con él, pero desde entonces se ha visto claramente que también personas jóvenes descubren esta forma litúrgica, se sienten atraídos por ella y encuentran en la misma una forma, particularmente adecuada para ellos, de encuentro con el Misterio de la Santísima Eucaristía".
Muchos que no tuvimos la suerte de conocer el usus antiquior, gracias al Santo Padre hemos podido encontrar en esta forma litúrgica una manera muy especial de encontrarnos con el Señor.
Quizás esto explique que, como en el caso de Viña del Mar y probablemente en otra parte de Chile, precisamente a donde me quiero referir, a pesar de lo que se pueda pensar, la mayoría de las personas que asistimos a esta Misa, sea gente joven.
Sin embargo las dificultades son muchas, empezando por la renuencia de los sacerdotes a celebrar la Santa Misa según los libros litúrgicos del Beato Juan XXIII, con lo que los fieles nos vemos en dificultades. En Viña, hasta donde se, hay sólo un sacerdote, ¡siendo lo grande que es la diócesis de Valparaíso!, que puede atender con regularidad la Misa Tradicional de los domingos. En el momento que este sacerdote falla, porque tiene que atender su Parroquia, los fieles nos quedamos sin la Misa, a Dios gracias esto aún no ha pasado. Necesitamos contar con más sacerdotes que se animen atender a los fieles, la Misa fructificaría en otros sitios, como ya se ha demostrado.
Los Obispos tienen que hacer, algo más. No es lógico que a teólgos que vienen con sus impiedades y herejías se les abra las puertas de la Iglesia, y por el contrario se le pongan impedimentos a lo que es católico cien por cien.
¿Es justo que a Pagola se le reciba en loor de multitudes, (España) mientras que no se designa a un sacerdote para que atienda a los fieles que siguen la forma extraordinaria de la Iglesia? Y no me vale la escusa del número porque no son/somos cuatro pelagatos. No sabemos si se podrá celebrar el Triduo Pascual, el Padre aún no nos comunica.
Por eso, aunque se haya promulgado el Motu Proprio materialmente encuentra muchas dificultades por su aplicación. Por fas o por nefas, lo cierto y verdad es que no se atiende a los fieles tal como es la voluntad del Santo Padre.
La oposición que no hubo en España (probablemente en Chile pasó lo mismo) para la implantación del Misal de Pablo VI, la encontramos hoy veladamente, contra Benedicto XVI.
Introíbo ad altáre DeiAd Deum, qui laetíficat juventútem meam
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